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domingo, 20 de diciembre de 2015

¡ESPARTANOS!...¡¡PARTICIPACIÓN CIUDADANA!!






Recientemente hemos presenciado como, por motivo de la deuda soberana, una manada de hienas se está dedicando a devorar Grecia con el beneplácito de los macarras poligoneros de la Troika, así que no me extenderé demasiado en explicar que las deudas públicas de los países son un medio de poner de rodillas la soberanía y las democracias de los pueblos (ya quedó claro: si los rescates anteriores solo empeoraron el problema, ¿qué fuerza ultraterrena hará que la misma medida, esta vez funcione?,...lo que hace patente, de nuevo, que la deuda Griega no es un problema, es más bien una excusa...). 

Esto es algo que ya no se puede negar desde que se dan circunstancias tan descabelladas como que el tercer mundo ya ha pagado 8 veces su deuda y aún debe un 400% más (1), estas perlas solo dejan en evidencia que el gran asalto del capitalismo a los países no es solo por su dinero, es sobre todo por sus recursos y por destruir los derechos de los pueblos a protegerse de los saqueos.

El discurso facilón de “las deudas hay que pagarlas” pierde toda su fuerza ante la tozuda realidad, como dejó patente de forma lapidaria el discurso del Presidente de Burkina Faso, Thomas Sankara:

La deuda no puede ser reembolsada porque, en primer lugar, si no pagamos, los prestamistas no se van a morir. Estemos seguros de esto. En cambio, si pagamos, somos nosotros los que vamos a morir. Estemos seguros igualmente de ello(2).
 
Tan difícil era aquella afirmación de rebatir que solo pudieron quitarle la razón como sólo el capitalismo sabe hacer, con razonamientos de plomo, fuego y sangre. Dos meses después fue traicionado y asesinado en un golpe de estado con el apoyo de potencias occidentales.

Presenciar tropelías de dimensiones cósmicas, como estas, al común de los mortales, nos paraliza inundándonos de una incómoda sensación de impotencia y un pensamiento cruza nuestra mente: “¿y es que no hay nada que yo pueda hacer?”, ¿Cómo podríamos controlar los endeudamientos descontrolados?¿los gastos fuera de control?

Bueno en realidad sí somos tan pequeños como nos sentimos (quizá incluso más, que el ser humano nos lo tenemos muy subidito, “¡ña-ña!, yo camino erguido y tengo pulgares oponibles, y vosotros no…”), somos pequeños e insignificantes, sí, pero solo tan pequeños e insignificantes como los poderosos. Siempre me gusta hacer notar que nuestra fuerza no radica en el individuo sino en el grupo, juntos somos capaces de casi cualquier proeza. Lo normal es que, una y otra vez, demostramos ser capaces de casi cualquier desaguisado, como una burbuja inmobiliaria, o de proezas imposibles como encumbrar a una nulidad humana como Paquirrín.

Yo estoy seguro que esta deriva al caos se puede cambiar, por ejemplo nuestro poder como consumidores es enorme, si nos pusiésemos a ello, mediante el consumo responsable y el “todos a una” podríamos dar un giro de 180º a esta carrera loca hacia el acantilado.

La forma en que gastamos nuestro dinero, conforma el mundo”, de eso no tengo duda (entrecomillo la frase porque seguro que la habré oído/leído en algún lado, algo tan brillante no se me puede ocurrir a mi), pero además está la parte de nuestro dinero sobre cuyo destino no decidimos nosotros, me refiero a nuestros impuestos (los que pagamos de eso, claro). Sobre eso pretendo incidir.

¿Y como controlar en que se van nuestros impuestos?, en realidad solo hay una:

-Sobornos y tramas de corrupción,... pero es bastante inviable si tienes vergüenza y no tienes cuentas corrientes en paraísos fiscales.

Los que no tenemos millones en paraísos fiscales no podemos controlar directamente, a que se dedica el dinero público,… pero sí parcial e indirectamente, mediante dos vías de participación ciudadana:

-Presupuestos participativos.

-Observatorios Ciudadanos Municipales.


-Presupuestos participativos.

Los presupuestos participativos son un compromiso que han adquirido los Ayuntamientos de algunos municipios mediante el cuál se comprometen a gastar un pequeño porcentaje de los presupuestos anuales en proyectos diseñados directamente por la gente del municipio.

Es un ejercicio muy interesante, puesto que, mediante un grupo reducido de personas o “grupo motor” se da eco a un torrente de ideas y proyectos, y se incentiva, en cierta medida, a que la gente de a pie analice las carencias de su localidad y se exprima la sesera para cubrirlas y para mejorar servicios e infraestructuras.

Además, gracias a maravillas como la ley de racionalización de las administraciones locales que se han inventado mis irracionales amigos del PP (que por cierto, poniendo nombre a sus locuras, son únicos), los Presupuestos Participativos son una buena forma de hacer que a la gente nos hierva la sangre, cuando proyectos majísimos, como bancos de libros para el cole de los chavales, limpieza y adecuación de márgenes de los ríos, o cosas así, se van al garete porque están mas allá de las competencias de los Ayuntamientos, y el grupo motor termina proyectando repintar de verde los bancos del parque y cabreados como monas (vale es broma, siempre hay proyectos majetes que van para adelante como accesibilidad universal a una biblioteca o a las instalaciones del centro cultural, pero es cierto que a veces resulta bastante frustrante el ver lo limitada que es la capacidad de decidir qué hacer con los impuestos locales).

La mala sangre que provocan las barreras de las competencias (y de las incompetencias también), casi te empuja a dar el siguiente paso que es el OCM.


-Observatorio Ciudadano Municipal

A mí, personalmente, esto me gusta mucho más que el anterior, es una iniciativa que surge de la inquietud de muchos movimientos sociales contra la Deudocracia y por el impago de deudas ilegítimas, como es la Pataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD).

Un OMC consiste en la formación de un grupo de valientes que se atrevan a embarcarse en la aventura de auditar los presupuestos y liquidaciones de los Ayuntamientos. Una empresa que pondrá a prueba la cordura de los no iniciados en las disciplinas de la economía y contabilidad.

También existen grupos de avezados aventureros por toda la geografía dedicados a fiscalizar los ayuntamientos desde la calle, más allá de los partidos políticos. En 2015, ya hay 32 Observatirios en el territorio español, como en Catalunya, País Valencià, Malaga, Alcantarilla, Torre Pacheco, el Ayto. de Madrid, Paracuellos de Jarama,...

Habrá que comenzar por adentrarse en lo desconocido, y enfrentarse con los funcionarios que habitan los Ayuntamientos, dentro se encontrarán aliados, pero también monstruos terribles. Tras feroces enfrentamientos los aventureros podrán hacerse con las cuentas de su Ayuntamiento y comenzar a descifrar lo indescifrable, y en el mejor de los casos serán 300 o 400 folios en pdf con minúsculos numeritos, y en un lenguaje ininteligible -lengua de Mordor, o algo,…los manuscritos del Mar Muerto son bastante más accesibles en algunos casos- (no es broma, me contaron el caso de un alcalde que solo dejaba consultar los presupuestos en una mesa en un rincón oscuro debajo de una escalera y no se podían hacer copias de los mismos para llevar, ni el mismísimo Sauron es tan chungo).

L@s chic@s de la PACD(3) siempre están dispuestos a ayudarnos en estas labores, incluso han creado herramientas informáticas para facilitar la labor de las auditorías, se trata del OCAX (4)que crea una serie de infografías con los datos contables para hacerlo todo mas potable y accesible al común de los mortales. Además dan sesiones formativas para que los OCM arranquen a andar.

En realidad un OCM no va a dar a la gente la capacidad de elegir en qué se va a invertir el dinero de las arcas y cofres de las casas consistoriales, de forma directa al menos, pero si consigue cosas muy útiles, por ejemplo: cualquier decisión que se tome en cuanto a nuestro dinero, quedará a la vista de todo el mundo, con lo que el OCM se convierte, automáticamente, en un órgano extraoficial de control de las instituciones. Gracias al OCAX se puede “contagiar” a mas gente al empoderamiento sobre los Ayuntamientos por parte del pueblo, y se facilita el realizar consultas sobre las cuentas (mediante las infografías, se facilita mucho la labor de auditar y se hace mas atractiva). Es la mejor forma de lucha contra la corrupción, puesto que la lupa de los vecinos es como un bálsamo preventivo.

Y por supuesto que un pequeño reducto de guerreros en un remoto pueblo no serán capaces de un cambio visible, pero,… si se contagia,… si la llama del empoderamiento mediante grupos de Observatorios Municipales, arde de Ayuntamiento en Ayuntamiento, las hordas de ciudadanos organizados en legiones de OCM podrían conseguir lo imposible, podrían conseguir que las ciudades y pueblos, ¡que digo!, ¡los países!, gasten donde se debe gastar, que no se endeuden con fines especulativos, que estas deudas no alcancen cuantías que nos coloquen en tan delicadas situaciones y, en última instancia, será un método indirecto del control del gasto y la deuda, por parte de la ciudadanía.


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